Recomendaciones de un Garrafón

(WALL - E)

Andrew Adamson, 2008

Para quitarme la amargura de haberle dado cero estrellas a la última película comentada en estos Angles, llega ahora la revisión de una de las mejores películas del año, que estará en los primeros lugares de mi lista de lo mejor de 2008. Habrá que ver qué otras películas llegan mientras el año vaya terminándose y los premios de la academia en 2009 se acerquen, que es cuando todos los estudios comienzan a sacar sus cartas más fuertes… mientras eso pasa, aquí tenemos a la segura ganadora del Oscar a la mejor película animada.

La película en cuestión es Wall-E, una joya en todos los niveles desde donde se pueda analizar: Tiene personajes entrañables, un guión exquisito, está realizada magistralmente… sin exagerar, es genial. No encuentro una sola cosa de la cual quejarme o de la que pueda decir que tiene fallos.

Andrew Stanton (ganador de un oscar por Finding Nemo y nominado por el guión de Toy Story) escribe y dirige la historia de un pequeño robot llamado Wall-E, dedicado a recolectar basura en un planeta tierra abandonado por los seres humanos, que ahora viven en una gigantesca nave espacial. La vida de Wall-E es monótona, lo acompaña solamente una cucaracha y en sus ratos libres ve una copia de “Hello Dolly!”, añorando tener a alguien a su lado con quien compartir la soledad en la que vive, esperando que llegue alguien a quien pueda tomar de la mano justo como lo hacen en la película que ve noche tras noche… hasta que después de 700 años, ese día llega.

Una nave espacial aterriza y de ella sale EVE, un sofisticado robot que busca vida vegetal, lo que dará señales de que la vida aún puede darse en la tierra y que indicará que los humanos podrán regresar al planeta. Wall-E queda completamente enamorado de ella y a partir de ese momento se dedica a tratar de hacerse notar, de estar con ella y darle cosas que la hagan feliz… como una pequeña planta que encontró hace unos días. EVE recibe de Wall-E el objeto que ella buscaba y es hora de que regrese a la nave en donde se encuentran los humanos para dar la noticia, pero Wall-E ya conoció lo que es el amor, encontró lo que añoraba e indudablemente irá tras ella, aunque eso signifique ir al espacio e inclusive convertirse en la pieza primordial del futuro de la vida humana.

Los primeros 40 minutos de esta película son toda una oda a la cinematografía. La capacidad de contar una historia sin utilizar diálogos, únicamente con imágenes que nos hablan perfectamente de lo que los personajes sienten, lo que anhelan, lo que los hace felices, lo que les da temor… la historia se desenvuelve con maestría y para cuando la película lleva apenas 5 minutos, uno ya se ha conectado completamente con Wall-E y es capaz de sentir lo mismo que él.

No creo que sea fácil realizar una película en la que el personaje principal y su interés amoroso solamente tienen dos líneas de diálogo cada uno, que repiten una y otra vez, y que con aparente facilidad puedan lograr conmover al espectador, que entiende claramente qué es lo que los dos personajes desean, por un lado, y cómo sus prioridades poco a poco van cambiando mientras ellos mismos van dándose cuenta de lo que es el amor y lo que este puede significar en sus vidas.

Esto no solamente es difícil, es además un movimiento increíblemente arriesgado por parte de Disney – Pixar: estrenar una película en la que la mitad de su duración no hay diálogos, en la que los personajes principales prácticamente no hablan, en la que se da una visión de la vida humana profundamente inquietante, creo que es lo que hace que esta compañía sea grande y que lleguen más alto con cada película que estrenan. La revolucionaria y genial Toy Story se estrenó en 1995 y en 13 años nos han dado obras maestras como Toy Story 2, Finding Nemo, Monsters, Inc., The Incredibles, Ratatouille y ahora Wall-E.

Mención especial merece Ben Burtt, un genio de los efectos sonoros que hace uno de sus más grandiosos trabajos en este película. Cada que oigan a alguien decir WAAAAALL-E o EEEEEVEEE en ese tono tan peculiar, es gracias a Ben Burtt. Cada sonido de la película fue hecho por él... y para no ir más lejos, Ben Burtt hizo nuestra infancia: ¿El sonido del látigo de Indiana Jones? Ben Burtt. Cada que alguien tiene en sus manos algo parecido a una espada y hace ese "sonido de espada láser de Star Wars" mientras la mueve de un lado a otro... es gracias a Ben Burtt.

Lo que sucede después de que Wall-E se va al espacio en busca de su amor debe ser apreciado en una sala de cine y sin tener conocimiento alguno de lo que pasará. A mí me sorprendió mucho los lugares hacia los que gira la historia y como ese pequeño universo en el que vivía Wall-E se convierte en una cruzada por devolverle a los seres humanos lo que significa el placer de vivir y de aprovechar el tiempo que tenemos tal y como somos capaces hacerlo, buscando nuestra felicidad a través de nuestros actos y logrando todo aquello que nos es posible lograr, no importando qué tan difícil parezca.

En esta película Wall-E busca el amor y la compañía de alguien que sea como él, alguien con quien compartir su vida, y se da cuenta de que si quiere obtenerlo, deberá hacer un sacrificio que al mismo tiempo podría quitarle lo que siempre ha buscado, pero que logrará un bien mayor; EVE descubre que a pesar de que debe cumplir la misión para la que fue programada, ese pequeño robot que la sigue tiene sentimientos que ella no conocía y que tal vez ella misma está sintiendo ya hacia él, por lo que, de ser necesario, tendrá que hacer a un lado lo que siempre creyó que era lo correcto. Magistral.

La película tiene una secuencia en la que los dos robots bailan alrededor de la nave espacial, EVE utilizando sus propulsores, Wall-E utilizando un extintor, en donde el director nos muestra cómo ellos se dan cuenta de lo que sienten y de cómo pueden ser felices en la inmensidad del espacio siempre y cuando se tengan uno al otro. Secuencias como ésta, es de las cosas que hace que yo agradezca que exista un estudio como Pixar, dedicado a contar historias entrañables, que logran conectarse con nuestros deseos y sentimientos y que por encima de todo le de prioridad a su historia y a la forma en que está contada.

Wall – E es una absoluta obra maestra que todo mundo debería ver; una película perfecta a la que no puedo más que darle ya no cuatro estrellas, sino la máxima recomendación que estos angles pueden dar y que esta película inaugura orgullosamente: